El famoso físico advirtió sobre los riesgos de la sobrepoblación y el consumo de energía, y propuso explorar otros planetas para garantizar la supervivencia de la humanidad.
La humanidad tiene los días contados en la Tierra, al menos según la inquietante predicción que hizo el físico Stephen Hawking antes de su muerte. El autor de “Breve historia del tiempo” afirmó que, debido al crecimiento exponencial de la población y la demanda de energía, nuestro planeta se calentará hasta convertirse en una bola de fuego en unos 600 años.
Hawking hizo esta advertencia en la Cumbre Tencent WE en Beijing en noviembre de 2017, donde instó a los inversores a apoyar sus planes de explorar el sistema estelar más cercano al nuestro, Alpha Centauri. Según el científico, esta iniciativa podría ser la clave para encontrar un nuevo hogar para la especie humana y asegurar su futuro más allá de las limitaciones de la Tierra.
‘Starshot Breakthrough’, el proyecto que respaldaba a Hawking
‘Starshot Breakthrough’ consiste en enviar pequeñas naves espaciales capaces de viajar a la velocidad de la luz, con el objetivo de llegar a Alpha Centauri en un plazo de dos décadas. Esta estrella se encuentra a cuatro años luz de distancia, y algunos expertos creen que podría albergar planetas con condiciones similares a las de la Tierra.
Hawking expresó la necesidad de que la humanidad “vaya con valentía a donde nadie ha ido antes” para garantizar su continuidad durante otro millón de años. De lo contrario, el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y los cambios climáticos podrían conducir al planeta hacia su destrucción.
No es la primera vez que Hawking alertaba sobre los peligros que amenazan a la humanidad. En otras ocasiones, el físico teórico advirtió sobre el riesgo de una guerra nuclear, el impacto de un asteroide, la inteligencia artificial o la manipulación genética. Sin embargo, también se mostró optimista sobre la capacidad de la ciencia y la tecnología para encontrar soluciones a estos desafíos.
La predicción de Hawking sobre el fin del mundo es solo una hipótesis, y no hay evidencia científica que la respalde. Sin embargo, su legado sigue inspirando a muchos investigadores y aficionados a la astronomía, que ven en el espacio una fuente de conocimiento y esperanza.
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