¿Por qué Apple prohíbe a sus trabajadores usar ChatGPT?

Las preocupaciones sobre el uso de datos por parte de las inteligencias artificiales no son algo nuevo. Hasta hace poco, Google era la empresa que más inquietaba en relación al uso de información para entrenar a sus IA.

El mundo de la tecnología recibió con sorpresa la noticia revelada por The Wall Street Journal. Apple ha decidido prohibir a sus empleados el uso de ChatGPT y otras inteligencias artificiales generativas tanto en el trabajo como en los dispositivos de la empresa.

Esta medida llega justo cuando OpenAI ha lanzado la aplicación oficial de ChatGPT para iPhone en Estados Unidos, lo que elimina la necesidad de recurrir a aplicaciones de terceros. Además, se espera que la versión para Android esté disponible próximamente.

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Después de Samsung, ahora Apple se suma a la lista de empresas que prohíben el uso de ChatGPT en sus equipos. Esta prohibición contrasta con la corriente que advierte sobre el posible impacto de esta IA en la eliminación de numerosos puestos de trabajo.

Resulta desconcertante que una empresa de tecnología no permita a sus empleados utilizar esta IA para sus labores.

Razones de peso

La principal razón de esta decisión puede encontrarse en Italia, donde se ha impuesto una prohibición temporal al uso de ChatGPT debido a la falta de cumplimiento de la ley de Protección de Datos. Los motivos de Apple coinciden con los de Italia y también con los de Samsung, que semanas atrás ya había prohibido el uso de esta IA entre sus empleados.

Cabe destacar que ChatGPT ahora cuenta con la función de eliminar información de nuestras conversaciones, lo que permitió su reutilización en Italia. Sin embargo, el chatbot de OpenAI sigue almacenando ciertos datos proporcionados, incluso cuando se solicita su eliminación.

En definitiva, las inteligencias artificiales generativas se vuelven cada vez más inteligentes a medida que se les entrena con nuestras preguntas. Esto es parte fundamental de la tecnología de aprendizaje profundo.

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Las preocupaciones sobre el uso de datos por parte de las inteligencias artificiales no son algo nuevo. Hasta hace poco, Google era la empresa que más inquietaba en relación al uso de información para entrenar a sus IA.

Su asistente de voz reconoce nuestra voz con un alto grado de precisión, algo que logra, en parte, a través de la controvertida práctica de permitir que el teléfono grabe fragmentos de audio sin nuestro conocimiento.

Sin embargo, existe una gran diferencia entre introducir datos más o menos inconexos en un servicio y proporcionar información detallada, como sucede al solicitar a una IA que resuelva un problema relacionado con una patente en desarrollo.